Curioso: Por eso las interrupciones de los partidos son a la vez una maldición y una bendición

El VfL Bochum tiene una curiosa cualidad en la Bundesliga: marcar goles y ganar partidos en casa tras largas interrupciones.

Puede sonar extraño al principio, pero las interrupciones de los partidos y el VfL Bochum son una historia de éxito esta temporada, aunque entrenadores y jugadores podrían prescindir de ellas.

Todo empezó con una chocolatada que dio fuerzas a Takuma Asano para marcar el primer gol contra el Union Berlin (3:0). Fue la primera protesta de los aficionados contra el acuerdo de inversores de la DFL en diciembre.

Y todas las cosas buenas vienen de tres en tres. Las ya obligatorias pelotas de tenis también se lanzaron al campo desde los dos bandos de hinchas contra el Bayern. Tras unos buenos 20 minutos, el partido tuvo que ser interrumpido durante algo más de diez minutos

En ese momento, el VfL perdía por 0-1 y Harry Kane debería haber marcado el segundo gol del Bayern poco antes de la interrupción. Pero no lo hizo. Esto dio al entrenador del VfL, Thomas Letsch, la oportunidad de hacer ajustes.

El cambio dio la vuelta al partido contra el Bayern

Erhan Masovic se desplazó más a la banda derecha para restringir el espacio de Jamal Musiala, que había causado grandes problemas al Bochum con algo más que su gol. Masovic le ganó la partida a Musiala y Asano empató mediante una rápida jugada de transición.

Sin embargo, según Letsch, no hay que subestimar una cosa: «No es fácil para los jugadores bajar física y mentalmente y luego volver a levantarse. Por supuesto que aprovechas esta fase para hacer ajustes, pero podría prescindir de eso si en el futuro volvemos a jugar simplemente 90 minutos».

Sus jugadores sólo podían estar de acuerdo con él. «No me gusta la protesta», dijo Bernardo. «No por lo que luchan los aficionados, pero este parón nos perjudica sobre el terreno de juego. Estamos calientes, luego fríos, luego calientes otra vez». Esto también aumenta el riesgo de lesiones.

«Es molesto», coincide Keven Schlotterbeck. «Queremos jugar al fútbol y, preferiblemente, estar sobre el terreno de juego 90 minutos. Creo que Niclas Füllkrug lo dijo muy bien: siéntate a la mesa, mejor hoy que mañana. Por favor, hagan eso. No hace bien a nadie». Excepto quizá para la cuenta de puntos del Bochum