Un penalti en los últimos minutos priva al VfL Bochum de la victoria ante el Augsburgo. El árbitro Patrick Ittrich explica la escena decisiva.
La cuarta victoria en casa de la temporada ya estaba en el aire, pero al final el VfL Bochum tuvo que conformarse con un empate a uno contra el FC Augsburg a pesar de ir ganando hasta el tiempo añadido.
Tras un disparo de Arne Meier, al central Ivan Ordets le rebotó el balón en el brazo en su propia área. El árbitro Patrick Ittrich permitió en un principio que continuara el juego, pero volvió a mirar la escena tras un aviso del asistente de vídeo, y corrigió su decisión.
El Augsburgo empató de penalti. Y al día siguiente, Ittrich utilizó su cuenta X como plataforma para crear «cierta transparencia en una escena clave», como escribió en la introducción de su post. «El jugador tenía una visión clara del balón, se agacha y mantiene el brazo en un ángulo de 90 grados por encima del muslo, impidiendo el disparo», explicó Ittrich. Se trata de una ampliación antinatural de la superficie corporal, «quizá también un reflejo, que da lugar entonces al criterio de intencionalidad. Se trata, por tanto, de un balonmano sancionable y de un penalti».
El técnico, de 45 años, también subrayó que era imposible reconocer el balonmano desde su posición. «Para eso está el VAR». Sin embargo, el Bochum, que concedió un penalti por octava vez esta temporada, ni siquiera cuestionó la decisión del árbitro tras el partido
El
VfL estaba más molesto por sus propias ocasiones falladas. Los anfitriones dispusieron de varias oportunidades para adelantarse por 2:0 después de que Moritz Broschinski se adelantara con un tiro por alto (35′). Sin embargo, Moritz Broni-Kwarteng y Matus Bero fallaron ocasiones de gran calibre. «Deberíamos haber decidido el partido en esos dos momentos», declaró el seleccionador Thomas Letsch tras el pitido final. En lugar de eso, el despilfarro de ocasiones se tomó la revancha: el penalti justificado de Patrick Ittrich