En la serie «Mi primer lugar», destacados futbolistas (en el interior) vuelven a sus raíces. Esta vez el guardameta Michael Esser al VfR Rauxel 08.
Un fútbol, dos mundos: aquí el más bien rocoso campo de deportes de la Vörder Straße, sede del equipo de la liga del distrito C VfR Rauxel 08, allí la rutilante Liga de Campeones con sus deslumbrantes estadios y sus multimillonarias vueltas.
Michael Esser se siente aquí como en casa, en ambos lados. El portero del VfL Bochum es un chico de Castrop-Rauxel. Le gusta volver aquí. Jugó en este campo en los juveniles F y E. Dos de sus compañeros, como él, chicos de Castrop-Rauxel, también han acabado en el fútbol profesional:
Marc-André Kruska y Christopher Nöthe. «Sobre todo con Marc, se vio pronto de lo que era capaz», señala Esser. Él mismo también lo vio, pero tardó mucho tiempo en ascender de verdad. Los cazatalentos del VfL ya le habían atraído al Bochum cuando aún era juvenil. Pero, como tantos porteros de esa edad, Esser tenía un problema: «Era demasiado pequeño».
A través de Erkenschwick y Waltrop, regresó como juvenil A al VfB Habinghorst, el club de la esquina de la casa de Esser. «El entrenador del primer equipo, Dieter Beleijew, me subió enseguida. Ese fue el momento en que dije que quería jugar lo más arriba posible», cuenta Esser.
Entonces llegó el VfL y quise conocerlo
Michael Esser
Sí, bueno, la Bezirksliga, de ahí al fútbol profesional todavía hay un largo trecho, se podría pensar. Pero la ambición de Esser se despertó y regresó al VfL Bochum en 2008 a través del Wacker Obercastrop, donde volvió a ser entrenado por su padre Uwe, y del SV Sodingen (Landesliga). «Veselko Jovanovic quería deshacerse de mí», sonríe Esser.
Por aquel entonces, el presidente del Sodingen se fijó en el traspaso que supondría la venta de Esser al gran vecino Bochum. Pero Esser también tuvo que esperar otros cuatro años para debutar como profesional en el VfL. En la última jornada de la temporada 2011/12, era el 6 de mayo de 2012, Esser saltó al campo en el partido fuera de casa del FC Erzgebirge Aue. «El cambio fue grande, ya de Sodingen a la VfL Sub23 y luego otra vez de ahí a los profesionales. Todo fue mucho más rápido, incluso una vez me dieron puntos en el costado después de un entrenamiento con saque de puerta», recuerda Esser.
En cualquier caso, nunca fue tan ingenuo como para poner todos los huevos en la cesta del fútbol. Después de la escuela, Esser se formó como técnico electrónico, «entonces apareció el VfL y quise saber de qué iba todo aquello».