A pesar del enérgico apoyo de su legendaria afición, la selección escocesa de fútbol ha vuelto a fracasar en su intento de alcanzar los octavos de final de un gran torneo de la Eurocopa.
Tras empatar a cero contra Hungría en la última jornada del Grupo A, los «Bravehearts» terminaron últimos de grupo. Sin embargo, el partido se vio ensombrecido por una lesión potencialmente grave del húngaro Barnabas Varga.
El gol de Kevin Csoboth (90.+10) apagó la última chispa de esperanza de los escoceses. Mientras tanto, los ambiciosos húngaros suman ahora tres puntos y tienen opciones de pasar a la fase eliminatoria como uno de los cuatro mejores terceros de grupo, pero están preocupados por su compañero. Varga chocó con el guardameta escocés Angus Gunn en el minuto 68 y permaneció tendido sobre el terreno de juego en estado aturdido. Tras varios minutos de tratamiento, el jugador de 29 años fue retirado del terreno de juego en camilla por los paramédicos con un biombo y entre los aplausos de los aficionados. Poco después, Varga fue informado de que estaba consciente pero de camino al hospital.
Sin embargo, el equipo y los aficionados siguen temblando. Desde la introducción de la nueva modalidad para la Eurocopa 2016, los tres puntos no siempre han bastado para avanzar. La certeza podría llegar el martes como muy pronto. Dónde, cuándo y contra quién jugarán los húngaros en octavos de final si se clasifican no se sabrá hasta el final de la fase de grupos, el próximo miércoles.
Antes del primer enfrentamiento entre ambas naciones en partido oficial, los hinchas escoceses habían vuelto a dominar los titulares. Tras sus desplazamientos a Múnich y Colonia, decenas de miles de miembros del «Ejército de Tartán» volvieron a viajar a Stuttgart. El centrocampista John McGinn subrayó antes de la final de grupo que su propia afición había «hecho su trabajo» en la Eurocopa hasta la fecha: «Ahora queremos darles más momentos inolvidables».
Probablemente, ambos equipos eran demasiado conscientes de su posición de partida. El miedo a cometer un error grave ensombreció la voluntad de asumir riesgos tanto en Escocia como en Hungría. Aunque los británicos tuvieron un 64% de posesión en la primera parte, nunca consiguieron crear peligro significativo, ni siquiera a balón parado.
El número de situaciones dignas de mención en el otro extremo también fue limitado, y sin embargo los europeos del este al menos plantearon algo de peligro: Un centro de falta de Dominik Szoboszlai fue cabeceado al larguero por Willi Orban (41′), completamente libre de marca y en posición de fuera de juego.
Espoleados por su incansable afición, los escoceses se mostraron más confiados tras el descanso, e incluso marcaron su primer gol en la persona de Che Adams (53′). Sin embargo, las grandes ocasiones siguieron siendo escasas. Tras un lanzamiento de falta de Szoboszlai, Varga chocó con Gunn, y el fútbol pasó a un segundo plano durante unos minutos, con Szoboszlai aparentemente al borde de las lágrimas. Cuando se reanudó el juego, Hungría presionó sin descanso y Kevin Csoboth remató al poste (90.+2). Poco después, apuntó con más precisión