Sin concesiones reales: tras el texto de la resolución de la Conferencia de Ministros del Interior, la federación de peñas futbolísticas acusa a los políticos de doble juego. Qué hay detrás de las críticas.

Las peñas futbolísticas organizadas en Alemania han reaccionado con decepción al texto de la resolución de la Conferencia de Ministros del Interior (IMK). «Como si no hubiera habido la clara oposición pública de las últimas semanas, los ministros del Interior continúan imperturbables con su política contra todos los aficionados y la diversidad de la cultura del fútbol», afirmó Linda Röttig, miembro de la junta directiva de la asociación de aficionados. «Aunque las propias cifras de la policía demuestran claramente que los estadios son lugares seguros, se sigue adelante con el debate artificial provocado por la propia IMK». Las «bonitas palabras de los últimos días, que prometían un diálogo con los aficionados», no se encuentran en el texto de la resolución ahora publicado. «Una clara señal de que, evidentemente, solo se trataba de un intento de tranquilizar a la opinión pública y que no había intenciones serias detrás», afirma Röttig.

Röttig, de la asociación Dachverband der Fanhilfen: «Los clubes están llamados a actuar» El texto es «una reacción de rebeldía expresada con palabras, sin comprensión ni visión de la realidad. La total falta de transparencia continúa sin cambios, ya que todos los documentos siguen bajo llave».

Tras semanas de protestas en todo el país, los resultados de la conferencia de la semana pasada fueron inicialmente bien recibidos por la afición organizada. No se tomaron decisiones sobre la mayoría de los temas controvertidos. Ni sobre las entradas personalizadas, ni sobre los controles de identidad generalizados, el reconocimiento facial y la vigilancia mediante inteligencia artificial. «Ahora los clubes deben respaldar con hechos claros las declaraciones inequívocas que han hecho en las últimas semanas», afirmó Röttig. En las semanas previas a la conferencia de ministros del Interior, la Federación Alemana de Fútbol (DFB) y la Liga Alemana de Fútbol (DFL) habían trabajado entre bastidores para suavizar las exigencias máximas de los políticos en materia de seguridad en los estadios.