Con el ascenso de Max Braune al número uno del MSV Duisburgo, el entrenador interino Uwe Schubert ha enviado la señal adecuada. El joven guardameta no podía dejar de sonreír.
El fin de semana, Uwe Schubert hizo lo que muchos esperaban que hiciera el entrenador interino del MSV Duisburg. El técnico de la NLZ retiró al hasta entonces número uno, Vincent Müller, y colocó a Max Braune bajo palos en la victoria por 3-1 en casa contra el Sandhausen. Braune es uno de los dos jugadores de la actual plantilla que también tiene contrato con la Regionalliga West.
Y el guardameta del Duisburgo cumplió con creces: además del penal transformado por Alexander Mühling en el 0-0, desbarató otras muchas grandes ocasiones de sus adversarios, y se mantuvo especialmente frío en las situaciones de uno contra uno. En su octavo partido en Tercera División, el guardameta de 20 años se hizo con el premio al mejor jugador del encuentro.
La afición rindió homenaje a su actuación, al igual que Schubert, que ha desempeñado un papel fundamental en la trayectoria del joven guardameta en las categorías inferiores. La buena relación entre él y el delantero sub-19 Kaan Inanoglu también quedó patente tras el partido, cuando el guardameta de 64 años dio varias palmadas en el hombro de Braune y le dio un fuerte abrazo.
Sin embargo, el seleccionador no sólo se dejó guiar por el futuro con la alineación del que pronto será número uno. Schubert vio un gran rendimiento en los entrenamientos durante la semana y dio fe del excelente rendimiento de su talento. «Por supuesto que sabemos que tiene contrato»
El propio portero se vio envuelto en un auténtico frenesí mediático tras los elogios de los aficionados («Browns on the fence»). Tras las entrevistas de Magenta y Sportschau, también hizo una parada en la zona mixta. «Estoy increíblemente orgulloso de que haya salido bien con la victoria. Ha sido un gran partido de todo el equipo. El viernes, en el último entrenamiento, me enteré de que iba a jugar y me alegré mucho. Intenté trasladarlo al campo con emoción», declaró Braune.
Aunque el guardameta tuvo que echar mano de su espalda una vez más en la segunda parte y no mantuvo su portería a cero al final, el joven de 20 años se hizo más fuerte con cada acción positiva. Ni rastro de emoción Sin embargo, Braune no quiso ver su ascenso como una señal para el futuro. «Todavía nos quedan tres partidos. Estamos totalmente centrados en eso. Queremos ganarlo todo. Matemáticamente, todo es posible todavía».