El SSVg Velbert redondeó su regreso a la Regionalliga con una victoria por 2-0 (0-0) contra el SV Lippstadt. El entrenador Dimitrios Pappas quiere ser un rival incómodo.
El SSVg Velbert tuvo un comienzo casi perfecto en la temporada de la Regionalliga: a pesar de un partido con pocas ocasiones, el equipo ascendido logró una incontestable victoria por 2:0 (0:0) contra el SV Lippstadt y sumó los tres primeros puntos que le mantienen en la zona de descenso.
Al principio del partido, ambos equipos se aproximaron lentamente. No había que precipitarse ni correr riesgos. «Era muy importante para nosotros entrar bien en el partido. Eso llevó un tiempo. Nadie sabe realmente a qué atenerse en el primer partido», resumió Dimitrios Pappas, entrenador del Velbert, los primeros minutos.
Su homólogo en el banquillo del Lippstadt, Felix Bechtold, observó una primera parte igual de tranquila: «Ha sido el clásico 0-0 durante mucho tiempo. Nada destacable, casi ninguna ocasión de gol. Ambos equipos no sabían muy bien a qué atenerse. Los jugadores fueron con respeto y mostraron poco coraje».
Tras el cambio de final, los anfitriones subieron una marcha y se hicieron cada vez más fuertes. En el minuto 67, el recién llegado Markus Pazurek redimió por fin a su equipo con un gol de cabeza para un merecido 1-0. En la fase final, Benjamin Hemcke sentenció el partido con el gol del empate a 2 (minuto 85), tras un gran trabajo de Manuel Schiebener.
El decepcionado entrenador del Lippstadt reconoció la superioridad del equipo ascendido tras el descanso y criticó a los suyos: «No conseguimos crear ocasiones. El rival hizo un mejor trabajo con el 2:0. Estamos muy decepcionados y ahora sabemos lo que tenemos que hacer. Tengo que ponerme al día con mi equipo completamente renovado, porque al principio nada salió bien», declaró Bechtold.
Para SSVg Velbert, el objetivo esta temporada es lograr el mejor
posible
confía en la permanencia en la liga. El primer sprint de un largo maratón tuvo éxito con la victoria por 2-0. El entrenador Pappas quiere «ante todo arrimar el hombro» para lograr el gran objetivo y exige a su equipo: «Tenemos que dar asco en casa, entrar en todos los duelos y jugar al fútbol. Eso funcionó enseguida en el primer partido y se vio recompensado con una merecida victoria».