Fortuna Düsseldorf adopta un nuevo enfoque para generar ingresos. Es caro – y la competencia lo vigila de cerca. Un comentario.
«Fortuna para todos»: el tradicional club Fortuna Düsseldorf ha presentado su idea de futuro bajo este lema. El club, que actualmente milita en la 2ª Bundesliga, quiere regresar a la Bundesliga, establecerse en ella, todo ello con una idea que nunca antes ha existido.
Se habla de una revolución. Al final de la cual debería haber un estadio en el que los 54.600 asientos disponibles estén ocupados y ningún espectador haya pagado entrada. En el que el club esté aún más anclado en la ciudad, en el que participen también los equipos juvenil y femenino y en el que los proyectos sociales también se beneficien del dinero.
En teoría suena muy bien. El proyecto está «hecho a medida» para el club tradicional. De momento, cuatro socios se han comprometido a aportar 45 millones de euros durante cinco años. Pero el dinero no será suficiente, se necesitarán más socios.
Porque una cosa está clara: el proyecto es extremadamente ambicioso. Todavía no está claro cuándo podrá hacerse realidad el objetivo de emitir todos los billetes gratuitamente.
Porque el cálculo es sencillo. 45 millones de euros para cinco años – menos los costes de los proyectos juveniles, de estadio y sociales – significa demasiado poco al año para que los profesionales puedan permitirse dar todas las entradas gratis. La Bundesliga no puede gestionarse así.
Aquí todavía tienen que pasar muchas cosas: Porque revolución o no. Al final, ninguna idea ascenderá a la Bundesliga. Ambas partes quieren ganar. El Fortuna, que quiere volver a jugar con los grandes. Los socios, que tienen sus propias expectativas, para las que aportan mucho dinero. Porque una cosa sigue siendo siempre igual: Nadie regala dinero, no hay samaritanos en el fútbol profesional.
La competición mirará con impaciencia a Düsseldorf para ver qué se desarrolla allí. Hay que quitarse el sombrero ante la valentía de elegir un camino completamente distinto. Si al final funcionará o no, es algo que aún está escrito en las estrellas.